
Son actos motores o mentales voluntarios que el paciente siente la necesidad de hacer para defenderse de la idea obsesiva, por lo que son secundarios a los pensamientos obsesivos. Esta conducta la repiten una y otra vez y no resulta algo placentero en sí mismo, sino que para el paciente tiene la función de prevenir que se produzca algún hecho aunque sea improbable. Suele tratarse de actos realizados con el fin de evitar que el sujeto reciba daño de alguien o se lo pueda producir a otro.
A menudo el paciente reconoce estos actos como absurdos e intenta resistirse a realizarlos, pero no hacerlos supone un aumento de su tensión interna que disminuye si los lleva a cabo.
Estas compulsiones pueden llegar a ser muy elaboradas constituyendo entonces rituales, que pueden ser aparentemente “lógicos” o tener un carácter “mágico”. Los pacientes que se encuentran en un estado avanzado de la enfermedad ya no se resisten a la compulsión y toda su vida se convierte en un ritual.
Los actos compulsivos más frecuentes son las comprobaciones reiteradas (que son secundarias a dudas obsesivas) y los rituales de higiene excesivos (que son secundarios a los temores de contaminación).
Buenos días. Muy buen tema! n.n
ResponderEliminarMe gusto la explicación, buen tema.
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